Dominicana, Santiago de los Caballeros - Monum...

«“El dominicano es un gran trabajador (…) solo le falta que medidas insensatas no obstruyan de continuo la legítima aspiración de su trabajo, que lo dejen mover a sus anchas en sus faenas, y que sus ahorros no lo esparzan a todos vientos los ardientes partidarios del progreso a todo trance”. (Apuntes sobre las clases trabajadoras dominicanas, 1881)

Instituto Filosófico Pedro Francisco Bonó

El Centro Bonó adoptó el nombre de Pedro Francisco Bonó para dar carne a su compromiso por una sociedad más justa y solidaria. Su vida y su obra representan un modo alternativo a la manera en que los sectores dominantes de la política y de la economía dominicana impusieron las bases del proyecto de nación de la joven República Dominicana. En el Centro Bonó estamos convencidos de la actualidad de su pensamiento, a través de una interpretación actualizadora de sus intuiciones fundamentales.

Datos biográficos fundamentales

Bonó nació en Santiago de los Caballeros, el 18 de octubre 1828, y falleció en San Francisco de Macorís, el 13 de septiembre de 1906. Durante toda su vida, intentó construir la convivencia social sobre la base de relaciones justas y solidarias, sobre todo en los momentos cruciales de la naciente República Dominicana.

Con este objetivo, asumió responsabilidades públicas variadas, desde la que intentaba incidir con eficacia en las políticas públicas. Fue miembro del Senado por Santiago y de la Cámara de Diputados. Participó como Congresista de la Constituyente de Moca, conocida en la historia dominicana por sus posicionamientos liberal.Estuvo a cargo de las Relaciones Exteriores y del Comisionado de Guerra durante el período de la Restauración. Se responsabilizó luego del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. En ese mismo período, ocupó provisionalmente el Ministerio de Hacienda. Como si su deseo fuera impregnar de espíritu de servicio todas las esferas públicas que podían ayudar a mejorar la vida del pueblo dominicano, fue Comisionado de Interior y Policía, Inspector General de Agricultura y miembro de la Suprema Corte de Justicia.

Sin embargo, por las mismas razones que aceptó esta variedad de cargos, rechazó el más importante de todos: la Presidencia de la República. Bonó entendió que de asumir la Presidencia en los esquemas dominantes de la cultura política dominicana, no iba a poder aportar las ideas orientadoras para defender a la población dominicana de los abusos de poder. Esta población estaba compuesta sobre todo porpequeños productores y  campesinos monteros. La petición de que asumiera la Presidencia venía de todas partes, porque por su historial Bonó era conocido como hombre capaz para la gestión de lo público, pero sobre todo, como hombre ético. Entre las personas que más insistieron en que Bonóocupara la presidencia de la República se encontraba Gregorio Luperón, líder emblemático del Partido Azul. Muchos han criticado a Bonó por esta decisión, pero, ¿no le dio la razón el fracaso de su amigo Ulises Francisco Espaillat en su tentativa presidencial dentro del mismo Partido Azul?

Bonó fue además lo que en el siglo XIX se llamaba “publicista”, es decir, un creador de opinión pública a través del debate público. Buena parte de sus escritos fueron dados a conocer en la prensa nacional. Por esta obra de creación de opinión pública, es considerado como el primer sociólogo dominicano.  Sus Apuntes sobre las clases trabajadoras dominicanas (1881) representan quizá el mejor ejemplo de su peculiar modo de comprender la realidad dominicana. Y su Congreso extraparlamentario (1895)aborda narrativamente las razones por las cuales las cámaras legislativas no toman las decisiones adecuadas para el bienestar de la nación.

De joven, publicó una novela corta, El Montero(1848), en El Correo de Ultramar. A pesar de su escaso valor literario, esta novela revela desde temprano a Bonócomo un conocedor y amante de las costumbres campesinas de su época y, a través de ellas, de las verdaderas bases de la sociedad dominicana. Si consideramos que la ideología del progreso de la “clase dirigente” despreciaba al campesinado dominicano que vivía de la montería, a pesar de que componía el sector más vivo de la sociedad dominicana de entonces (los que lucharon en la Restauración eran básicamente monteros), podemos considerar que este “teórico de las clases trabajadoras” sentó las bases de un pensamiento alternativo y contra-hegemónico. En esa época diagnosticó que: “El dominicano es un gran trabajador (…) solo le falta que medidas insensatas no obstruyan de continuo la legítima aspiración de su trabajo, que lo dejen mover a sus anchas en sus faenas, y que sus ahorros no lo esparzan a todos vientos los ardientes partidarios del progreso a todo trance”.

Por un pensamiento contra-hegemónico, crítico de la ideología del progreso

Un  17 de octubre, nació en 1826 Pedro Francisco Bonó. Desde el Centro Bonó se hace esta reflexión actualizadora de su pensamiento, refiriendo de soslayo el mal manejo de la gestión pública en nombre de la ideología del progreso.

Bonó estudió la sociedad dominicana intentando comprender con simpatía su verdadera composición social y los impedimentos que debía padecer por las élites políticas embebidas de la ideologá del progreso. Bonó no idealizó las características del pueblo dominicano. Entre ellas se encontraba una propensión a la violencia y al uso de las armas como modo inadecuado de resolver los conflictos. Propuso reformas sociales que pusieran fin a los más diversos males de su época,por ejemplo, planteando el licenciamiento del ejército y creando una Guardia Cívica. En educación, propuso el establecimiento de un sistema educativo nacional  que acercara la escuela al ciudadano, no que desterritorializaraa los pobres de su poder cotidiano. Como planificador de infraestructuras, percibió la importancia de la apertura de caminos que permitiera a los campesinos transportar sus productos. También se esforzó por comprender los aspectos culturales: quería un ethos dominicano bañado de misericordia y justicia, inspirado en los valores evangélicos y en el pensamiento masónico, tan en boga en los publicistas de entonces.

Puede decirse queBonó desarrolló su pensamiento como una especie deobservador participante. Renunciando a categorías eruditas prefabricadas, su pensamiento y su escritura quierenservir como canalesde la voz de los que no eran escuchadospor la clase política dirigente y que para él constituían la verdadera base de una nación justa y solidaria. Seguramente haciéndose eco de los ideales socialistas, llamó a estas bases “las clases trabajadoras”. Se trataba de un conglomerado social poli-clasista que se oponía al despilfarro de las finanzas públicas por parte de la clase política dirigente y a la ideología del progreso que introdujo el latifundio cañero en nuestro país, concediendo amplios privilegios y exenciones fiscales al capital transnacional. Fue este proyecto de nación ensoñado por el progreso que convirtió “al ciudadano en peón”, según una acertada frase del mismo Bonó.

Bonó es quizá la figura más importante del pensamiento social dominicano decimonónico, por su exquisita sensibilidad popular y su compromiso por la justicia. Con toda razón se le ha otorgado el título de “Padre del pensamiento social dominicano”.  Para nosotros es además un referente para la construcción de un pensamiento social alternativo que escucha de verdad y con paciencia las demandas de la población dominicana.