Solo tu pelo rojo sobre las sábanas negras,
la palidez de tus pecas, la curva de tus nalgas,
la suavidad de tu esfínter.
Una vieja canción en la noche para sodomizarte,
Mientras sube la espuma de gemidos.
He olvidado tu cara. He olvidado tu nombre
y tus credenciales.
Pero nunca las sábanas negras.
Nunca tu pelo rojo.